Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

viernes, 4 de mayo de 2012

De ladris y policías...

















      

(Como la mierda esta no anda, no sé qué pasa, lo pongo con el twitter longer, dios: http://www.twitlonger.com/show/h9gcct )


    

   Estas situaciones me ocurrieron en capi, hace más o menos, 3 años y medio. 

    Sucedió todo el mismo día, en el transcurso de una hora, en la Avenida de Mayo a una cuadra y media de la plaza de los Dos Congresos. 

   El primer episodio fue cuando yo estaba donde desemboca Av. De Mayo en Rivadavia, en el cordón de la vereda, pronta a cruzar la calle. Cuando escucho a mi izquierda, una seguidilla de voces concatenadas, gritando: Ladrón; ladrón; ladrón…, mientras veo a una viejita compungida a la que le habían afanado su cartera. Estuvo genial ese método, en el que cada persona gritara la palabra: ladrón, como un coro de infinitas melodías que se iba superponiendo uno al otro. Entonces recorrí con mi mirada hacia la derecha, hasta ver al chorro corriendo por la plaza, como loco, y a un policía tocando el pito y empezándolo a seguir. Parecía una peli de EEUU, todos atolondrados gritando, fue una secuencia impagable, hasta que el policía exhausto se cayó, mientras que el ladrón seguía corriendo mal, para enredarse luego con esas rejitas bajas que tiene la plaza, trastabillara y se fuera al carajo de una al piso, donde se le cayó la cartera robada. Aunque enseguida se levantó y subió a la moto que lo estaba aguardando. Yo me acerqué anonadada al cana, y le dije: Deberían acreditar este método para todos los afanos, y además, cada persona, debería tener un silbato colgado cuando sale a la calle… El policía me miró de arriba abajo con cara de extraviado, le devolvió la cartera a la señora, quien no dejaba de agradecerle por no haber hecho nada, y me dijo: Sí, sí, señora, tiene razón…, como a los locos. Yo le volví a insistir con el tema, y por poco me manda a la mierda, diciéndome: Y bueno, entonces, cuélguese el silbato al cuello…, juas, sin palabras.

   El segundo episodio ocurrió minutos después, cuando regresaba al hotel. Ya habían afanado el quiosco de en frente, y la cana había actuado, (¡Hip hip, hurra!). Se encontraban cinco tipos tirados boca abajo con sus manos esposadas a la espalda, en plena esquina de La Continental, la policía a su alrededor, y la gente, también. Era tremendo ver semejante cuadro dantesco, mientras uno de los chorros puteaba de arriba abajo a los uniformados, y las personas, incluyéndome, también a ellos. Entonces le grité, indignada: ¿Qué queres, pelotudo, que también te paguen una cena?, a la vez que el delincuente daba vuelta su cabeza para reputearme sin asco, juas.

   El tercer episodio, todos al hilo, fue 45 minutos después, cuando salía de la habitación para hablarle a mi vieja por el fono público a contrareembolso, en la puerta del hotel. Estaba en lo mejor de la charla, por esos teléfonos grandotes y panzones o cabezones, cuando escucho a mi izquierda a un señor gritar: Nooooooooooooo… Miro para ese lado y observo a un hombre hecho percha. Sigo la línea conductora de su mirada, y veo, frente a mí, a un tipo joven, común, hasta buen mozo y bien vestido, con un maletín en la mano, trepando a la moto que allí estaba parada, oculta por la cabina del teléfono. El ladri se subió a la moto, como esos cowboys que corriendo se suben a un caballo desde atrás, con toda la cancha y práctica. Yo lo miré fijo, tratando de asimilar la secuencia en un segundo, y petrificada le grité, casi en su cara: Hijo de mil putaaaaassss, mientras mi vieja por fono me decía: Ayssss, qué palabras son esas, y yo intentaba explicarle que lo habían afanado a un hombre delante de mis ojos y que no había podido hacer nada. El chorro me clavó su mirada, como si nada, con un esbozo de sonrisa en su boca, y ambos se fueron a la merde. Les juro que es el día de hoy que no me puedo olvidar de ese momento, pensando en que le podría haber saltado encima, agarrarlo del cuello por detrás y tirarlo hacia el piso para así rescatar el maletín. Pero no, me quedé dura como una piedra pelotuda…

   Y por último, al día siguiente, cuando regresaba de dar una vuelta por el Cabildo, para relajarme un poco, antes de ir a mi clase con Dalmiro, al pasar frente a un policía – guardia, en la puerta del patio de entrada, por Irigoyen, al cana se le cae el silbato que tenía enganchado a una cadena, la que estaba revoleando de un lado al otro, con sus manos. Yo me agaché a levantárselo, lo miré frente a frente, y le dije: Que sea la última vez que se le cae el pito justo cuando paso…, juassssss, el tipo largó una carcajada, y yo seguí mi camino antes de que me cagara a trompadas. Menos mal que encontré a uno con buena onda, que si no, aún estaba en el calabozo del subsuelo del ex prostíbulo, ajaaaaaaaa, Ana C.



 
 Est

sábado, 28 de abril de 2012

Ahhhh, los fanatismos religiosos…












 
     Si hay algo que me saca mal, es ver y escuchar a esas personas, quienes tras un momento crucial en su vida o no, se aferran al madero de la salvación eterna de ciertas clases de religiones precarias, con sus garras recónditas e incrustadas, antes de caer a la incapacidad de una inexistencia preanunciada…
  Siempre que me topo con alguna de ellas, además de rechazo, siento una pena inmensa al ver cómo les han lavado el seso. De inmediato se me acumulan millones de preguntas: ¿No se dan cuenta del papel ridículo que hacen al verse repetir como loros las palabras de algún otro que se está llenando los bolsillos a su costa??? ¿De observar a ese hipotético “líder” que descarga sus imposibilidades en ustedes??? ¿De ser usados como profilácticos baratos, para luego arrojarlos al vacío más profundo de toda alternativa inteligente???
    El dolor, físico o espiritual, no puede ser causante del desprendimiento del sentido común ni de la realidad, mucho menos, de las correspondientes neuronas que les tocaron en suerte al nacer…  
  Uno es, por la ecuanimidad de lo que piensa, dice y hace, ergo, si te embaucan fácilmente con un versito tan trillado, tu esencia desapareció. Ya no sos más ese que decías ser, te hicieron a “imagen y semejanza” del embaucador de turno.
   Entiendo que por una situación límite, tradición o lo que fuese, se pueda creer en algo superior, de hecho soy creyente, pero pensar que ello es la suma pública del poder privado y/o general, ya es algo tan egoísta, crónico y pelotudo, que supera todo entendimiento. Encima, les fascina convertir al otro en esa misma imbecilidad humana, hacer un clon de su propia mediocridad. No habrá “cristiano” (una manera de decir, claro) que pase a su alrededor, que no sea objeto de sus frases hechas, tales como: ¿Estas con Dios? ¿Sos su palabra? ¿Sos hermana de Cristo? ¿Ehhh??? ¿Hermana? No, che, no somos parientes, les suelo contestar, para no tentarme en sus propias caritas. Uno se siente intimidado ante sus requerimientos y órdenes: Si no estas con el Señor, nada de lo que crees se te va a cumplir, te dicen ensimismados y sin movérseles un músculo, ja. Me da vergüenza ajena el mero hecho de que me lo planteen, que insistan con lo que tengo que realizar para ser una buena “samaritana”, ir al templo que ellos van, tener la palabra de Él en mi boca, arrodillarme, idiotizarme, perder mi Yo constitucional, para “convertirme” en esa vana pluralidad de sus idiotizantes “Ellos”.   
   Por Dios, (nunca mejor dicho), yo no me rebajo ante nadie, rezo, claro, pido, agradezco, imito, ayudo, intento dar lo mejor de mí siempre, ergo, no me pidan que cambie mi esencia única e inigualable, (como la de todo ser es), por lo que ustedes quieren ser y no pudieron.  
  La fe no se mendiga, se siente y se practica, sin rituales, sin ataduras ni prepotencias, sin convencimientos ni fanatismos estúpidos y huecos.

  Cuando estaba con mi madre internada en el hospital, una señora que cuidaba a la paciente de al lado, se la pasaba mirando el canal de la iglesia, (reconozco que ni sabía que existía) y leyendo la biblia en voz alta. En un momento, charlando,  nos cuenta que tenía en el patio un perrito atado para que no molestara. Le pregunto: ¿Hablas de Cristo y demás todo el tiempo y tenes un perro atado en tu casa??? Responde: Sí, pero tiene una soga larga, no sabes lo bien que está… Como comprenderán, tuve muchas ganas de recagarla bien a trompadas, aunque, ante la imagen del cura de turno leyendo no sé qué por la pantalla cuadrada de la TV, me llamé a sosiego y solo le dije que era lamentable su actitud, que predicar con el ejemplo era algo que le quedaba muy grande, como también la palabra de quien estuviese al mando de su curro existencial… Obviamente, nunca más me volvió a romper las bolas que no tengo con sus ridículas creencias pretenciosas de la nada misma…



    Lamentablemente, cada vez veo más gente con semejantes  “descreencias” en su marote dislocado; más imbéciles que se creen alguien por ser autómatas de una mentira incorporada a la fuerza en sus pobres mentes carentes de todo pensamiento equilibrado; más descerebrados natos, que en nombre de una pseuda “religión”, han elevado al cielo innumerables y sangrientas guerras, pedofilias de todo tipo y “misiones” inalcanzables de una cruenta realidad, que solo puede lastimar a los sentidos y a las vidas…
   Basta de semejante estupidez humanoide, de tanto dislate crónico, de tanta masa básica y reiterada que solo está ávida de la “mente” de los otros, reclutando fanas para una corona sin espinas. Ya bastante tenemos que soportar con el anonimato de unos pocos que se creen demasiados, dentro de la secta K del lavado de cerebros Nac and pop… Un poco de piedad, pequeños “feligreses” del subdesarrollo, Ana C.


PD: Dejaré para otra oportunidad, las cadenas por mail, celus y demás pelotucedes sin retorno, je je…


sábado, 18 de febrero de 2012

El Asfalto...






http://lapor-la-la.blogspot.com/2011/06/desempolvando-clasicos-el-asfalto-de.html




      Cuando era chica, logró dejarme muy mal un capítulo de la serie de Narciso Ibáñez Menta: “El asfalto”, en donde él, (según mi visión de niña), protagonizaba a un personaje conocido y querido por el barrio. Y así, vestido de la mejor etiqueta, con su galera y bastón, (que era sombrero, en realidad), intentaba cruzar la calle de la época, mientras era saludado por los transeúntes. Aunque, lamentablemente, cuando puso sus pies, el enyesado, sobre el asfalto recién hecho, bajo el calor reinante, quedó atrapado en él.

  Al principio, la gente lo miraba casi con simpatía, diciendo: Mirá vos, qué gracioso lo que le pasó al Sr. tal, quedó pegado sobre esa mancha: ¿Estará queriendo demostrarnos alto? Otros, solo transcurrían con total indiferencia...

    Pero a medida que avanzaban los minutos, el asfalto se lo fue comiendo vorazmente. Tiempo más tarde, aquella sustancia, había logrado llegar hasta sus rodillas, y horas después, alcanzaba la base de su cadera.

    Las personas, a su alrededor, lo observaban con asombro, saludándolo con una sonrisa casi hipócrita. Algunos más dados, le preguntaban si se sentía bien, si estaba haciendo algún tipo de competencia o experimento extraño. Hasta unos niños, le cantaron canciones alegóricas a su accidente. Él, solo atinó a decir, con la altura de siempre, que ya saldría de ese mal trance.

   A mediados del día, su cuerpo estaba hundido hasta la cintura. La imposibilidad de moverse, más el aumento de la temperatura, le hacía correr un sudor frío sobre su piel, que lo paralizaba, aún más. Entonces intentó pedir ayuda a cada uno de los que por allí pasaban. Dos o tres se pararon a hablar, manifestándole que contaran con ellos para lo que necesitara. Otros, se burlaron  del tullido o rieron de lo que aquel hombre había llegado a hacer para llamar la atención. Él permaneció azorado ante tanta amabilidad e indiferencia, que no lograban convertir las oraciones en hechos. Y ya cuando su espalda comenzó a cubrirse de esa melange azulada - negra, volvió, casi con desesperación, a implorarles que llamaran a alguna fuerza pública para socorrerlo. La gente asintió con su cabeza, asustada y pronta, corrió para avisar al resto de la comunidad. Pero todos estaban ocupados con sus quehaceres diarios, no les importaba o habían terminado con su horario de labor diario.

     Entrando el atardecer, la policía concurrió al lugar. El Sr., ya tenía casi todo su cuerpo tomado por aquella mancha. Susurrando, con su cuello ocluido por el miedo y la profundidad de aquel abismo negro,  rogó para que le dieran agua y lo sacaran de allí. Los uniformados hicieron algunas maniobras de rutina, pero como solo tenía su cabeza fuera del pozo, les fue imposible. Entonces dijeron que irían en busca de un superior, que no se preocupara, que todo saldría bien…

  Con las últimas luces de la tarde, él continuó en esa eterna espera de ayuda, la que siempre había dado al resto de la humanidad, que nunca llegó.


  Por la mañana, dos obreros con baldes y palas, se hicieron presentes, para tapar aquel agujero de la calzada. Al lado, la galera y el bastón, yacían inertes sobre el asfalto…


     No pude entender cómo la gente jamás le dio ayuda ni hizo nada al respecto. Ni como pasaban a su lado con cara de inútiles mansos, sin inmutárseles un músculo. Lloré mucho con ese capítulo, a mis  8 ó 9 años de edad. 
 Y en tren de confesiones, ahora me siento igual, en casi el peor momento de mi vida: estafada por inquilinos delincuentes, junto a su abogado ladrón, con una justicia que premia a los mal nacidos, lenta y sin escrúpulos, sin plata, sin trabajo y sin casi sentirme útil, al no poder hacer nada al respecto, después de haber dado mucho por quienes ni siquiera conocí, y por supuesto, con el gusto de haberlo hecho, siento, (salvo algunas amigas íntimas de ley, tres, para ser exactos), que a nadie le interesa nada del otro. Que ningún mortal es capaz de ponerse en tu piel ni por un instante, para saber lo que se siente al no tener un peso para vivir; dignidad del trabajo, ni apoyo psicológico de una palabra, para superar semejante trance tan humillante y doloroso. Me da mucha pena decirlo, pero es lo que pienso, les aseguro que no le deseo lo que estoy pasando, ni a mi peor enemigo.
  En fin, algo debo haber hecho mal, en algún momento de mi vida, para tener que pagar tan caro el hecho de seguir viviendo de esta forma…, Ana C.



sábado, 11 de febrero de 2012

Los galgos del carnicero… (Dedicado a Labelluci)









    Ahhh, ayer tuve un día tan particular. Como algunos saben, estoy en pleno proceso del juicio de desalojo de mis inquilinos delincuentes que me deben 11 meses (30.000$) más otras cosillas, y estoy a full con el tema, ya que era la casa de mi madre, quien falleció, hace 1 año y 9 meses. Ergo, estoy casi sin dormir, de tribunales al estudio de mi boga y demás.

  Pero la cosa fue que, después de todos estos menesteres, harta ya de ir de un lado para al otro de la ciudad, bajo el calor reinante, fui al super que suelo ir siempre, a la sucursal, más grande. Agotada, agarré mi changuito, (no Tucumano), y casi me tiré sobre él, para que me sostuviera de pie un poco más. Cuando llegué a la carnicería, uno de los tantos empleados que suelen rotarse, el que más cara de serio tiene, me aguardaba ansioso, (aunque la mayoría no atiende, ladra, je).
 Le pedí entonces nalga para milanesas, aunque ante mi asombro de los precios, 43,80$, pregunté si había subido de nuevo la carne, a lo que me respondió, casi compungido, que sí, que no se podía creer. Acto seguido, me dijo:

-         Como todo…

-         Seguro, hoy me llegó la boleta de la luz, imposible de pagar, 300$ con subsidios, lo hice en cuotas…, seguí yo

-         ¿Cuánto, 300$? A mí me vino 60$

-         Ah, una nada…

-         Pero no estoy nunca en casa… Tengo aire acondicionado, eh, aunque me la paso de baile en baile, siguió el carnicero, mientras le metía cuchillo a la bola de lomo, que era unos mangos más económica que la nalga

-         Ja, dije, así ahorras

-         Claro. Y continuó con carita casi de enamorado: La verdad es que ando buscando una chica linda, así como vos, para convivir…

  Yo me quedé petrificada mirándolo, intentando aguantar la risa, mientras pensaba: Mierda, mirálo al seriecito, juas

-         No, yo ni ahí, le dije, mejor sola que mal acompañada… (siempre tan delicada, ja ja) Aunque al tipo ni le importo, y con esa caripela de pitufo no azul, siguió:

-         Yo sí, por eso voy con mis amigas siempre al baile, pero no encuentro nada (mientras yo pensaba, con esa cara de “media naranja” deprimida, dudo que encuentres mucho, juas)

-         ¿A dónde vas a bailar?, pregunté como para nunca jamás ir, ja


-         A Punta Alta o acá, Bahía…

-         Ah, mirá vos…

-         Sí, y de ahí me vengo directo para acá

  Lo volví a mirar, casi harta de la charla, e imaginándolo danzar al compás de los Wachiturros al petizo orejudo, ja ja:

-         Así también economizas…

  Entonces me dio el paquete con la carne, y mientras me despedía, continuó diciendo, ya a mis espaldas:

-         Claro, no gasto nada, si no uso nada… Hasta pronto… Nos vemos…

   Yo seguí con mi changuito a cuestas, riéndome en voz baja, hasta llegar a la góndola de las !cosas hechas!, ya eran las 2 de la tarde, y no tenía ganas de cocinar, como suelo hacer, cual Cenicienta del subdesarrollo.

  Allí, habría unas 8 personas aguardando. Yo tenía el número 72 e iban por el 60. Media hora después, agotada mal, y sin saber dónde apoyarme para mantenerme despierta, dije: - Che, ¿Faltará mucho?
 Bastó que dijera eso, para que el resto de la gente se acoplara a mi pedido. Salvo algunos pelotudos con cara de malcos, que me miraban asombrados o con rostro raro, como no encendido, je. Ergo, intenté entrarle por el lado del humor, ya que había solo una empleada, que conozco de siempre. Entonces los muchachos de al lado, me siguieron la joda:

 - Recién un tipo pidió que le frieran como 20 milaneses, está todo hecho, y el pelotudo justo compró las crudas para que se las hicieran, ajaaaa. Sí, dije, lo vi, de terror. Mientras me mostraban el cartel colgante sobre nos, diciendo: - Con razón tardan tanto, la leyenda decía: Haga su pedido, se lo entregamos en 48 hs, juasssss
Realmente si uno no lo tomaba a risa, era para putear 10 días seguidos.

   Al rato, le grito a la empleada: - ¿Por qué estás atendiendo sola? Responde: - Porque hoy es día de la “Barata de fiambres” (SIC), le digo: - ¿Ahh, también están discutiendo las fotos de Crónica?, juas, cagándome de risa: - ¿Y qué tiene que ver eso?, sigo: Me responde: - Que a todos los empleados los pusieron en la góndola que sigue, no, acá… Pueden quejarse adelante si quieren…


 Al rato les digo: - En cualquier momento, nos largamos todos sobre las góndolas, y que empiecen los saqueos, al grito de: “Super corazón, acá tenes los pollos para la liberación”, ajaaaaaa

 Minutos después, les tocó el turno a los muchachos, así que con toda la onda, les digo:

-         Che, espero ya hayan decidido lo que iban a comprar

-         Sí, hace como 40 minutos que lo sabemos, entre risas

 Y cuando van a pedir, empiezan a dudar, ja:

 - Dame esto, o no, mejor, aquello...

- ¿Van a tardar mucho, no era que ya lo sabían?, les digo

  Se cagaron de risa y pidieron toda la fuente de las presas de pollo. La empleada los mira y les pregunta:


 - ¿Pero cuántos son? 


- Somos dos, pero hace tanto que esperamos, que tenemos hambre como para 6, juasssss. 


  La cosa es que compraron todo, siempre bromeando, y la empleada luego grita: 72, mi número, entonces digo exaltada:


 - Bien ahíii, al finnn, entre aplausos generales, ja ja. A la vez que desde atrás sale una voz de una mina diciendo: 


 - Yo tengo el 71..., Naaaaaaaaaaaa, dijeron todos ja ja ja. Yo me di vuelta y la miré como preguntándole ¿Sos pelotuda o me estás cargando? Y la chica le pide 4 docenas de sándwiches de miga, agregando, pero si quieren los paso a buscar después, juasssss, nos cagamos todos tanto de risa mal, porque no se podía creer todo lo que pasaba. Así que la surtieron de sándwiches a la pelotuda esta, lerda como pocas, y dopo a moi, ja.

   En fin, luego de la compra, seguí casi anestesiada sobre mi changuito por las laberínticas callecitas del endemoniado super, hasta volver a hacer la última cola de la caja… Eso sí, contenta, ya que en medio de semejante lucha, había conseguido la Granadina tan deseada, que hacía como 6 meses no había podido encontrar en todo Bahía. Todo austero y pobre, pero disfrutando de ante mano el "lujo"de poder brindar con mis futuros tragos, ya no tan largos, ja ja, Ana C.



domingo, 15 de enero de 2012

Marcha del campo...













http://www.youtube.com/watch?v=802nkG0dH7E (Tema del campo, lo escucho y aún me emociono, qué belleza, por dios...)


       Esta historia ocurrió en la época de las marchas del campo, ahhhh, eso sí que fue placer en el espacio – tiempo de mi vida. Me había llevado a capi una pancarta hecha con un pedazo de cortina larga, como de 300 m, que decía Bahía Blanca presente, apoya al campo, con dos palos de escoba, una lady, juas. Ni se imaginan lo que fue llevar eso en el colectivo, más el bolso gigante de mano y mi bolso con rueditas valija…, una pinturita surrealista, juas.

    Al principio, como no conseguí el hotel de siempre, tuve que parar en uno cerca de la Casa Rosada, (me toco una teta, ja), a una cuadra por Av. De Mayo, económico y lindo. Así que el mismo día que llegué a baires, me fui a tomar sol a Plaza de Mayo, mientras les contaba a mis amigas de mi itinerario. Ergo, me tiré en el pasto, con carita de felicidad entregándome por entera al febo. Minutos después, sentí algo que se apoyaba detrás de mí, me doy vuelta, y era un perro de la calle que había tenido el mismo pensamiento que yo, ja, pero sobre mis espaldas… Como me suele pasar, fue como si nos conociéramos desde siempre, le dí unos mimos, y seguimos tomando rayitos dorados juntos. Hasta que el rope se aburrió, y fue por agua, hasta perderse entre las plantas…

     Me dormí una horita de siesta anticipada en el hotel, y luego, me preparé para la marcha, que era en Palermo. Así que me fui caminando cargada con todos mis bártulos hasta allá. Guauuuu, me sentía una heroína del campo, sin haberlo tenido nunca, la Patria grande se henchía dentro de mi pecho apasionado que latía a la par de mis precipitados pasos.

      Llegué temprano, por suerte, para conseguir lugar al lado de la reja de hierro que nos separaba del VIP. Me comuniqué por mensaje de texto con varios conocidos de Bahía, quienes me decían: Estamos acá, al lado de la antena con un gorro azul, cuando había 340 antenas y personas con gorros azules… 

   En fin, me quedé esperando hacer migas con alguien para desplegar mi “maravilloso” cartel “made in home” (de la chacra asfaltada), pintado con aerosol, hasta que me di cuenta que la cosa estaba rebosante de personas, no se podía ni hablar ni escuchar por celular de la cantidad de gente que había. Así que comencé a charlar con chicos y chicas aledaños, algunas pesaditas ja, que te patoteaban por el lugar, el que siempre mantuve impoluto. Al rato aparecieron algunos gavilanes al acecho, obvio que me hice bastante la boluda, pero bueno, al final, cuando dijeron de ayudarme a extender la pancarta, acepté darles algo de bola, ja ja.  Aclaro que se me cagaron de risa todos por la cortina tipo tul escrita, me preguntaban si era de un vestido de novia, juas, a lo que ni hice caso, porque no escucho pelotudeces crónicas, ja ja. Así que con un tipo al lado que me sostenía el palo de la pancarta, (bastante bueno estaba), hasta el otro a como 5 m de distancia, que agarraba la otra punta, me quedé con mis manitas libres todo el tiempo, disfrutando de tal evento multitudinario. Y que conste que cuando empezó el locutor a narrar las presencias de los lugares del interior, leyeron el mío y no el de los del campo de Bahía que también habían llevado, tomen, mierdas, juasssssss.

     En fin, todo estaba genial, apretados, pero contentos. La cosa fue que el de al lado que sostenía mi pancarta (ni recuerdo el nombre de pila), me empezó a tirar honda bien, simpático, era de un pueblo del interior también. Yo le seguí la corriente, afables ambos. Pero fue tanta la joda y los diálogos entretenidos de ambos, que todos los de alrededor, seguían nuestra charla como la de una novela, juassss. Así que gritando como locos por el campo, intentando conseguir bebidas, porque hacía bastante calor y estábamos bajo el sol, nos pasamos hablando con ironía, y obviamente, me invitó a salir, aunque yo dejé la respuesta en un suspenso interesante...
    Pero el mello principal ocurrió, cuando un amigote de él que estaba dentro de la reja, lo llamó diciéndole, veníte para acá… Y este pelotudo le dijo ya voy, y se fue, o sea, a la mierda mi presencia, diálogos, cartel, salida y todo lo siguiente, ja. Imagínense cómo habrá sido, que los de alrededor empezaron a gritarle: H. de puta te la chamullaste todo el tiempo y ahora te vas con los tipos importantes, ajaaaaaaa. Yo también le decía de todo: Así son los hombres, como todos, quieren fifar y no se la bancan, te dejan abandonada detrás de una reja con el vestidito de novia de tul, ja ja. Todo mitad en joda, mitad en serio. Las minas, obvio, estaban de mi lado, pero varios tipos, también. El flaco nos miraba y no sabía ni qué joracas decir, pero al toque me sonrió, guiñó un ojo, y dijo: En un rato te vengo a buscar…
  Ajaaaaa, gritaron todos juntos, mentiroso de merde, qué vas a venir a buscarla, cobarde, ja ja, de todo… Yo me quedé recaliente, pero diciéndome, si este pelotudo pasó al VIP, yo no me voy a quedar atrás…

     Bue, seguí vivando a full por un rato más, hasta que este mismo pelotudo, que su nombre, insisto, no recuerdo, volvió a buscarme, ja ja, claro, ya casi había terminado el evento… Cuando lo vieron aparecer, antes que yo, me dijeron: Ahí está, volvió, y le siguieron diciendo de todo ja ja: Ahora volves cuando ya casi se acabó la fiesta… Y algunas mujeres más grandes, decían: Aysss, te vino a buscar, qué romántico, juasssssss.  

       Así que me hicieron pisar la parte de debajo de la reja, pero con pollera no podía trepar mucho, ya que nos llegaba hasta la altura de la cara, maso. Entonces uno de atrás, que ni conocía, obvio, me empujó del orto, (pidiéndome permiso antes), y me hizo pasar casi volado para el otro lado, ja ja. Así llegué a la zona VIP, caída como del cielo, arreglándome la ropa, y con este zángano de acompañante, cuando me hubiera encantado aparecer solita, ya que estaba todo el mundo, artistas, políticos, además de Alfredito y compañía, que eran los más importantes e interesantes en ese momento. Me morfé helado y divertí a lo loco, hablando y viendo a varios conocidos, entre piquito y piquito, de la manito del tipo, aunque después de finalizado el acto, vendría la cruda realidad, porque este boludo querría ponerla.

   Nos fuimos yendo entonces, por suerte, todo ocurrió genial, no hubo embotellamientos de ningún tipo, tranqui. Subimos a su coche, y nos fuimos a dar una vuelta. Aclaro que estábamos ahí desde las dos de la tarde, y ya eran como las 10 y pico de la noche, parados todo el tiempo… Así que nos comimos una pizza, hablamos bastante, luego me compró chocolates (se ve que quería engordar a la chancha para embocarla luego, juasssss), y caminamos hasta llegar cerca del hotel, donde le había dicho que no estaría con él, porque ni lo conocía…, bueno sí, un beso es otra cosa y no se le niega a nadie, ja ja.

     Estuvimos girando como dos horas, él, pidiéndome pasar la noche conmigo, yo, inventando más excusas para que ello no ocurriera ni ocurriese… Y bueno, gané yo, pero resultó ser tan pelotudo, que encima de pesado, me echó en cara que había pagado la cena: LA CENA: una pizza de mierda que morfaba siempre, ja ja.  Eso me desató un odio terminal, del que creo se dio cuenta, y antes de finalizar hecho brochet, prefirió perder.  

       Ergo, cada uno se fue para su lado, él, recontracaliente mal, y yo, livianita de cuerpo a comerme una copa helada en la peatonal Florida, a la vuelta del hotel…

        Conclusión, nunca me he vendido por nada ni nadie, es algo que no soporto, si quiero coger, cojo, pero a cambio de nada o de amor, y si no quiero fifar, por más que me den un brillante o una roñosa pizza, digo que NO. ¿Histeriqueo? Un poco, pero siempre, con la frente bien alta, ja ja…, Ana C.

 PD: Esa marcha del campo, junto a otra, la del “No positivo” y cacerolazos  varios que ya contaré, fueron una de las mejores cosas que me ocurrieron en la vida. Nada las pudo opacar, ni siquiera, un miserable macho, ja ja.



domingo, 8 de enero de 2012

De velatorios...






          El velatorio de mi viejo, hace como 17 años, fue tragicómico, bue,  más trágico que cómico, pero igual ironicé bastante con el tema…

     Empezó con una pelea fuerte entre el tipo de la casa mortuoria y mi persona, porque mi vieja no encontraba el último recibo pago, y no lo querían aceptar… Ahhh, para qué, le dije de todo al empleado, hasta que me paré como para cagarlo a trompadas, por h de mil putas delincuente, menos mal que una de mis amigas me frenó diciéndome: Bueno, no importa, calmate, vamos para el otro salón, ja… 

   Luego de solucionado el tema velatorio, tuve que ir a ver los joncas… Obvio, como en el de mi vieja, de una quería el que entraba por la mutual de los docs…, pero no me dejaban ponerle el traje que le había llevado, así que le dije: Para ponerle la mierdita esa blanca tipo camisón con la que parecen todos putos, mejor déjelo desnudo… Ergo, el tipo se dio cuenta que le tendría que poner el traje…

    También tuve que lidiar con las coronas, caras y horribles, para mí, a las que le dije que NO, con ganas, y me fui en frente a comprar flores silvestres, que me encantan.

         Después, nos fuimos con mi vieja y amigas a tomar un café ahí mismo, en el bar, mientras veíamos pasar la camilla con mi viejo tapado con una sábana blanca por delante de nuestros ojitos… “Nunca menos”…

      Adentro, yo estaba con mi pareja – amante, al igual que una amiga mía, y lo peor fue, que ellos también llevaron el cajón, junto al médico que lo opero a mi papá (que eran colegas y amigos). Cuando vi semejante escena, dije riéndome: Ah, mirá vos, nuestros amantes y el doc que lo operó llevando el cadáver, ¿No es irónico…? Sin darme cuenta que la esposa del otro médico estaba a mi lado mirándome como diciendo, tas chapita mal, ja…

  Luego pude conseguir al cura que me daba clase en la UNI, lo llamé desde la misma casa velatoria, y por suerte, encontré, un divino total… Y recuerdo también, que llamé desde ahí al programa del Negro Guerrero y se lo comenté, hablaba siempre con él, en Red de Noticias, casi todas las madrugadas… Lo comentaron al aire en el programa.

       A eso de las 3 de la matina, cuando ya quedábamos mi vieja y yo solas, la imagen era para Fellini: Ella rezando y morfando chocolate al lado del cajón, y yo, tirada en un sillón comiendo masitas dulces… Hasta que minutos después, se cortó la puta luz, aysssss, qué miedito tenía, ja, ya lo veía levitar al viejo. Encima, los taraditos del lugar, como parecía que no había nadie, cerraron la puerta del salón por afuera con llave, diossssss, yo a los gritos: Estamos acá adentro, pelotudos ja ja… Al rato se dieron cuenta y vinieron con luces alternativas, por favor, qué desastre fue todo.

       Y a la mañana, para rematarla, entra una de mis tías, ya fallecida, la del complejo de Rockefeller, con brich, botas y lentes ahumados oscuros con ribetes blancos, parecía Jhonny Tolengo en versión fashion, ja ja. Todos se la quedaron mirando, no era para menos, con sus dos hijos detrás. Mi vieja casi se desmaya, por dios, yo, ni la saludé de la vergüenza y en un velatorio…
  
       En fin, fue una jornada larga y dura, que intenté tomármela con la mejor cara, aunque me haya llorado todo igual. Eso sí, aún sigue en el cementerio parque privado, porque si no pagas como 3000$ no te lo dejan sacar, o sea, tengo a papi de rehén en el prestigioso cementerio de estos chorros que prefiero no mencionar, por ahora… Así estamos…, Ana C.


     


viernes, 6 de enero de 2012

Anécdota sobre los Pomar de mi vieja...

  
   Cuando mi vieja estaba mal, con ACV hemorrágico, casi un vegetal internada, sin tele ni radio ni nada, decía en media lengua, casi no podía hablar, que soñaba con sus padres (ya muertos), con mi viejo (ya muerto) y demás, que la llevaban por un campo de flores o la venían a visitar. Obvio que cuando uno está en ese estado, ya más allá del bien y del mal, entra como en otro mundo paralelo, es lo que yo creo. 

  A mí me reconocía, pero, estaba muy mal. Hablaba con monosílabos o en otros idiomas, porque ella era profesora particular de inglés y francés, o sea, mezclaba todas las lenguas del quilombo en el mate que tenía.
 Un día estábamos agarradas de las manos, la única que ella podía mover, la izquierda, y me dice mal, pero decorrido, con cara de preocupación: “Esos que buscan, están todos muertos… Me quedé muda mirándola, le pregunto: ¿A la familia del auto perdida, los Pomar? Y me responde: “Sí…, todos muertos…” Imagínense, era justo en esa época donde estaban todos buscándolos, no sabía qué decir, no lo podía creer…
  A los dos o tres días, tuvimos que internarla nuevamente en el hospital. Cuando pedí alquilar una tele, al chico que siempre la traía, me dice:  Encontraron a los Pomar, muertos… Les juro que me quedé helada… Pero estoy segura que en ese estado terminal, uno ve todo más allá de lo real, no tengo dudas de eso, y con mi vieja, lo terminé de confirmar… Un tema, más que interesante para investigar, Ana C.



viernes, 23 de diciembre de 2011

Aysss, las Navidades...












     Ahhh, aquella sí que fue una fiesta Navideña. Hará unos cinco añitos, en la casa de los parientes de una amiga. Éramos como treinta personas, contando también a mi ex amante, su ex esposa y actual pareja (ahora ya ex)…, junto a sus hijos varios, una joyita todo.  Regalos para acá, regalos para allá, de tíos, tía abuela, otros amigos, conocidos y demás deudos, a los que algunos ni habíamos visto en la vida, pero teníamos algunos paquetitos guardados por las dudas.
   Obviamente morfamos y chupamos como lechones. Yo había llegado ya empujada por extraños, porque me había quedado sin batería al toque, cosa que también tuvieron que hacer los invitados a la vuelta, ja.

    Estábamos en lo mejor de la cena, cuando apareció Papá Noel con su bolsa repleta de paquetes al hombro, mientras los chiquitos lloraban como locos de miedo y los adultos gritábamos de la misma forma, al unísono. (Recordé cuando de adolescente fui disfrazada también de Papá Noel a la casa del hermano de otra amiga, con quien había salido, y a los hijos y primitos, este ex les decía: Vayan a tocarle el culo al barbudo de colorado, ja ja, otro degenerado…)

  En fin, la tía abuela era una divina total, cuando destaparon el champagne, el corcho cayó sobre mi persona, y ella fue la que dijo,: Ahhh, vos este año te vas a casar por buena gente… (Ja, igual le erró y mucho)

    La cosa fue que al final de la cena, ya en pedo y brindando a lo loco, había que llevar a esta tía abuela, de cómo 90 años, y obviamente, medicada, a su casa. La señora tenía una silueta flaquita, diminuta de tamaño, muy agradable, simpática y súper lúcida para su edad, aunque con los achaques correspondientes, claro. Entonces todos los comensales se pusieron en fila para saludarla, y luego, casi como en una puja del mejor postor, intercambiaron frases de compromiso, para ver quién la levantaba de la silla y dejaba en su destino final. Hasta que mi ex, con todo desparpajo y como si stoda su puta vida se hubiese dedicado a levantar señoras mayores, dijo: Déjenme a mí, yo sé como hacerlo…
  Ergo, todos nos quedamos muditos y observándolo, con sumo respeto por su voz de autoridad, a la vez que él la agarraba de las manos y levantaba de una fuertemente hacia su cuerpo. Por dios, no se quedó con las muñecas en sus manitas, de casualidad. Yo casi me desmayo de los nervios, como todos los que estábamos ahí mirando. Luego le acerca el bastón, mientras la toma del brazo, y sigue diciendo: Ays, tía, lo que agarraste no es el bastón, es otra cosa, está bien que me bañabas desnudo de chico, pero bueno, ya estoy crecidito para esas cosas, juasssssssssss. Yo estaba justo tomando sidra y escupí todo sobre la mesa, junto al resto de la gente que no paraba de reírse a carcajadas.  No se podía creer, fue tan gracioso, que la pobre señora no sabía si reírse o llorar, ja ja ja.
  
   Todo fue más que divertido y alegórico. Eso sí, llegué como por un tubo hasta mi hogar, nuevamente rempujada con el coche, junto a todas esas manitas locas que me hicieron el favor de obsequiar otra “Noche Buena”, ja ja, Ana C.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Qué día, Señor..., qué día...












 
     Había dado clase a dos alumnos juntos, el milagro, porque venía  una chica sola y de a ratos. Y me pagaron 50$ la clase, ambos. Ergo estaba contenta, pero…, siempre hay uno, también ese mismo día, antes de ayer, me quedé sin compu, gracias a los virus de merde que habitan la triste humanidad de la Web. Así que los 50 mangos se me fueron rápidamente, al diablo…

  Me habían aconsejado que cambiara el antivirus AVG porque andaba haciendo estragos, y era verdad, pero el Avast que dijeron, fue peor, ja, porque te puede cagar Internet al no dejarte conectar.

  En fin, la cosa fue que tenía esos bichitos de cuarta por todas partes, y la tuve que mandar de nuevo al service para otro backup en cuatro meses (150$). El tipo no pudo ni entrar, ni sacar el mismísimo antivirus, ni nada, de terror cómo estaba la máquina. Así que la metieron al quirófano de una.

  Entré un ratito al ciber del barrio, pero el monitor era tan chico, que no veía un pomo, además de la luz por la ventana que me daba en contra, ergo, no soporté mucho tiempo en el lugar. Aunque tampoco pude leer los diarios, hablar con mis amistades, investigar por Internet y demás, por casi dos días seguidos…

  Ayer domingo, el service me dijo que tipo 10 de la noche, quizás la tenía. Su jermu me llama por fono a las 5 de la tarde comentándome que ya estaba lista. Vuelo para allá, y en el mientras tanto, detenida con el coche, en la cola larga de un semáforo, con la ventana baja, desciende una señora del auto de atrás, yo ni la vi, obvio, se acerca de golpe a mi ventanilla, y me dice: Tenes la…, a la vez que yo le respondo gritando, antes de terminar la frase: Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, señora, casi me mata del sustoooo, por Dios, juas.
 La mina no sabía qué decirme: No, no te asustes, tenes una goma baja… dijo. Le respondo: Ya lo sé, tengo la goma desinflada, a la vez que ella se volvía a su auto calladita, ja ja.
  Les juro que casi me desmayo, vengo con tantos quilombos juntos, que me tomó por sorpresa la pelotuda, yo estaba totalmente en otra, pensando en soluciones de vida, así que casi me caga el bobo la tal doña…

   Sigo para la casa del “arregla compus”, toco timbre, sale y me dice: Hola, Ana, pero todavía no está terminada… Le respondo: Cómo, si tu mujer me acaba de hablar que estaba lista… Dice: Ahhh, se debe  haber confundido con el número de la otra chica, diossssssssss, ja ja.  
  Así que me tuve que volver, y recién a las 11 y cuarto de la noche, fui a buscarla again, con el miedo implícito de salir a la noche con tanto chorro suelto…
 Luego, regresar a my home y conectarla, realidad que aborrezco, porque nunca sé qué cosa va con qué otra… Y de ahí, volver a poner todas las contraseñas de todos los correos, nick names, blog, páginas, y la puta que los parió a todos juntos, juasssss. Más o menos tipo 12 hs terminé, pero había puesto mal el cable del teclado y del mause, ergo se tildó todo, ja, así que casi dormida, logré emchufarlos bien, saludé, leí algo de diarios y demás menesteres, para caer rendida a los putos brazos de Morfeo…

   En fin, no he parado de cometer boludeces, de cagarme de susto, de no descansar, de ir y venir de un lado al otro, de intentar terminar con mis varios problemas grossos, de batallar para conseguir laburo, etc., encima, bajo el padecimiento de los 38° de térmica y 35° de real reinantes en mi querida ciudad…
  Ahh, pero todo pasa, espero sea este próximo año venidero, porque si no, voy a reventarrrrr al son de los fuegos de artificio Navideños, juassss, Ana C.