Ojito...

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No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

domingo, 9 de octubre de 2011

De infidelidades...








  (Aclaro que esto ocurrió, hace mucho, cuando él aún estaba casado con la psiquiatra, para que no haya malos entendidos...)


    El señor escritor en cuestión, fue uno de los mayores galanes de la historia porteña, característica, que jamás dejará de poseer y brindar, ya que como dicen, es un ser especial y atemporal…

  
    En mi último día en Buenos Aires, había decidido tomar una clase con él. Al verlo, enseguida hicimos contacto. No podía creer estar al lado de ese ser que tanto admiraba y solía mirar por tele. Seductor, me tomó del hombro, y dijo, pasá. De ahí en más, los instantes se esfumaron de todo el espectro de mi vida.
  Además de preguntar mi historia, pidió que leyera algo, y felicitó por el especial color y ritmo, que tenían mis frases. Y después de una hora en su magistral estudio, donde aprendí más que en una próxima reencarnación, me despidió con un beso sobre los labios… Ahhh, mis más recónditos amantes pasados, habían quedado relegados a la peor de sus existencias: la nada. ¡Qué carácter y qué definición de hombre seguro de sus pensamientos y actos, había resultado ser este buen señor!
   Mi avión partía en dos horas, y, aunque por todos los estímulos sensoriales, mi deseo más profundo era quedarme, no podía hacerlo. Ergo, me alejé de su casa, con los pies levitando sobre las baldosas rotas de las calles, hasta llegar al hotel, donde mi amigo, de una anterior anécdota, (“El infartado”), me aguardaba con las valijas en su auto, para llevarme al aeropuerto.

   La historia prosiguió por varios meses, aunque sus constantes infidelidades, me fueron alejando, sin dejar de rescatar, una inmensa amistad y simpatía mutua.


   Pero la cosa se puso más divertida en otro de mis viajes a capital, donde él debía presentar mi libro en un Pub y Feria del libro. Justo en uno de esos momentos cruciales de la relación, en donde la  furia me trepaba por las venas, como un tropel de equinos desbocados mal. 
   Habíamos quedado en reunirnos en la confitería del hotel de la esquina de su casa, donde solía dar clases los domingos. Ahí nos encontramos, horas antes de la Feria, para ultimar algunos menesteres literarios.
   En el fragor de la charla, llegamos a discutir fuerte y mucho, hasta que su “Don de gente” logró apaciguar la turbulencia reinante, y ambos, bajamos los subidos decibeles. Con tal mala suerte, para él, que cuando me levanté de la silla, indignada y harta de su histrionismo desleal, (en lo que respecta a las mujeres), para tomar mi carpeta de apuntes, le volqué todo el inmenso vaso con agua helada sobre sus partes más íntimas, las que a esta altura, habían quedado bien expuestas. Y lo peor fue, que al ver su cara de asombro y odio naciente, sólo pude largar una carcajada, que se fue concatenado con otras más, mientras lo señalaba con un dedo acusador, y toda la gente de la confitería, se daba vuelta para observarlo.  
 Él se puso de pie con una mirada profunda de bronca ancestral, observó su bragueta, y sacudió con las manos, el agua que aún restaba, pero, el daño ya estaba hecho, parecía que se había orinado hasta las rodillas. Permanecí frente a él, sin poder casi emitir palabra, sólo decía, entre fuertes contracciones de risa: perdoname…, cosa  que al señor, le indignaba, aún más.
  Cuando salimos del lugar, me puse delante suyo, para que la gente no notara su mojadura, sin abandonar la carcajada. Y al llegar a la puerta de su casa, le dije, con algo de miedo:

-         Nos encontramos en la Feria

 A lo que respondió con un indescifrable gutural de enojo, pero que luego, con el correr de los minutos, se fue apaciguando…

  Yo seguí mi camino, mientras llamaba a mis amigas desde el celu, para contarle lo acaecido. Aunque entendieron poco y nada, porque jamás, pude parar de reír.  Bueno, después de todo, el hombre, merecía que se le congelara un poco, ese prodigioso aparato reproductor…

  Demás está decir, que todas y cada una de las letras de mi primer libro, le fueron dedicadas, hasta tal punto, que antes de la presentación, tuvo miedo de que otras “admiradoras” lo leyeran y cagaran bien a trompadas… Realidad, que lamentablemente o no, nunca sucedió…

  En fin, les juro que jamás olvidaré este episodio, cada vez que lo recuerdo, me vuelvo a reír sola a gritos…, Ana C.




12 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Jaja, me imagino quién es el señor, escritor de gran prosa que he disfrutado hace muchos años. Gracias por compartir esta anécdota. En cuanto a lo de comentar, en mi blog solo tres o cuatro personas han comentado y tiene más de 80 textos. Supongo que no comentan porque no les interesa ni les gusta y es un poco frustrante. Pero yo seguiré escribiendo mientras tenga ganas, solo por el placer de hacerlo. El lector de internet en general es medio autista y solo intenta comunicarse con celebridades. Hay que encontrar el lector de cada uno. Y si no se lo encuentra, ser uno mismo el lector. Pensá lo siguiente: si Kafka hubiera tenido un blog, lo más probable es que nadie le diera pelota. Nos gusta escribir, sigamos escribiendo. Un abrazo.

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  3. Ja ja, no sabía si poner la foto o no, juas, pero bueno, la verdad, no ofende. Coincido en lo que decís, pasame tu blog, así tb te leo, un besito y gracias

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  4. Te paso el link por twitter así es más fácil. Gracias por leerlo.

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  5. Se quien es el "señor de prodigioso aparato reproductor" jajajajajaajaj
    Y conociendo tu desfachatez, querida Ana, sé que tus carcajadas deben haberlo cabreado mal !!!
    Es más, me imagino su cara....jajajajaja

    La gente no comenta un blog por timidez, por el "Qué dirán" los que vengan detrás...por inseguridad a la hora de escribir. Antes se debía escribir muy formalmente un comment, y esto alejaba a muchos.
    Hoy, se permite expresarse como salga, pero la timidez sigue.
    Una cosa no quita la otra, lo importante es...QUE TE LEEN.

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  6. Ja ja, no te das una idea, se quedó como una momia juasssss, encima, el vaso ni ruido hizo al caer, ja ja, por dios. Es verdad, pasa que a uno le gusta que lo lean, y se lo digan juas, besotes y gracias

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  7. jajajajajajajaja muy buenoooooo me imagino la situación con el vaso de agua jajajajaja, Anis es un placer leerte jajajaja (quiero el nombre jajajajajajajaja)

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  8. Ja ja ja ja, lo tenes en la foto, juasssssss, besotes, corazón y gracias

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  9. jajajaj no sabia que era un seductor el escritor jajajaa y tu torpeza me encanto (o lo hiciste a proposito?)juasssss como siempre anita me rei mucho con tu historia besosss

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  10. No, fue sin querer, queriendo, juassss, no, no, sin querer, ja ja, pero me vino genial, juasssss, besitos

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  11. Qué anécdota... y hay q tener valor para relatarla y mandar al frente al "señor en cuestión". Admiro esa desfachatez, propia de los individuos seguros de sí mismos... No cualquiera muestra aspectos de su intimidad, recortes de su vida, los hace historia y se reinventa al hacerlo. Me encanta leer tu material. Y me gusta poder conectarme con mis comentarios. El ida y vuelta es una experiencia nueva. Una ha sido lectora de ida, nada más. Supongo muchos tendrán la misma sensación. Es custión de acostumbrarse a expresarse.
    Labellucci

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  12. Hola, gracias, a mí también me gusta el ida y vuelta, por eso rompo tanto para que comenten por acá ja ja. Sí, decidí contar mucho de mi vida, en este particular momento, en el que necesito conseguir trabajo. Un beso grande

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