Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

lunes, 24 de octubre de 2011

De militares...










  
    Sucedió a mis 13 años, maso, una tarde en que papá estaba atendiendo sus pacientes en el consultorio, en la parte delantera de la casa, yo tocaba el piano en el living, y mi vieja, daba vueltas por allí, cuando un ruido extraño nos sobresaltó, a la vez que desde la sala de espera, vimos ingresar varias botas militares pateando la puerta brutalmente, sin siquiera preguntar, para luego, ver sus cuerpos uniformados portando armas largas.
    Lo tragicómico del caso fue, que a los pacientes de la sala de espera, tampoco los dejaron salir, les pusieron dos milicos más en la puerta de entrada y cerraron con llave, quedando así todos atrapados en nuestra propia casa.

   Al ver semejante despelote, y por los nervios ocasionados, a mí me agarró un ataque de risa tremendo, mientras observaba cómo los tipos se iban incomodando ante mi carcajada, y la cara de mis viejos, se transformaba en un odio visceral profundo, intentando callarme de mil maneras, sin logro alguno. Ergo, me quedé sentada en un sillón de la sala, con la cabeza hacia abajo y el cuerpo en un corcoveo convulsivo

 Uno de los tipos, me apuntó con su arma, y dijo:

- ¿Y usted de qué se ríe?

   Yo me mantuve con la mirada gacha, aunque sin cesar mi risa, hasta que me ordenó:

-         Ya que está tan jocosa, venga conmigo a revisar la casa…


   Mierda, pensé, por pelotuda ahora la voy a ligar de arriba, ya que con esta gente, no se jode, pero era más fuerte que yo. Así que empecé a guiar al imbécil mayor por un tour hogareño. Me hizo hurgar en alacenas, roperos, valijas, cajones y mil cosas más, en donde obviamente, no encontró nada sospechoso. Así que estuve un buen rato con el milico al lado recorriendo el lugar, hasta regresar al punto de partida.

    Allí, toda mi familia estaba sentada alrededor de la mesa principal, con la custodia de estos cuatro foráneos, escena que obviamente, más risa me causó. Pero igual, me volví a sentar sin emitir palabra alguna.

   Entonces los tipos, siempre con un tono superior, nos preguntaron si teníamos armas… Ays, ese fue un capítulo a parte, porque mi viejo, antes que yo naciera, había sido médico militar, creo que en Azul, lo habían enganchado un par de años, luego de hacer la colimba, e imagino que después de recibirse, y tenía un arma de esa época de la colonia, que ni andaba, guardada en el placard de la terraza. Habíamos quedado de acuerdo de antemano, que si alguna vez ocurría una requisa en casa, diríamos que no existía ninguna clase de armas. Claro que la honestidad de mi viejo era brutal, así que les respondió:

-         Sí, tenemos una pistola de cuando estuve unos años en…

   Los tipos ni lo dejaron terminar la frase, y se le fueron al humo, para obtenerla. Así que nuevamente me tocó ir a mí con el uniformado a buscarla. Por suerte, cuando vieron la porquería que era, la tiraron arriba de la mesa, diciendo:

-         Esto no sirve para nada…

     Luego de unos minutos, que se hicieron eternos milenios, se fueron de la misma forma en la que entraron, abruptamente. 
Ni les cuento la calentura de mi vieja con papá por lo confesado:

-         Por tu culpa casi nos matan a todos, le decía, ja, ja.

  Y sí, también la ligué, al haber emitido mi risa, casi todo el tiempo.

-         No puedo creer lo de ustedes dos…, gritaba, señalándonos


    En fin, fue un momento espantoso que jamás olvidaré, y que sin dudas señala nuestra candidez, la que podría habernos hecho meter en cana for ever…, Ana C.


     PD: Ah, cuando hice la mudanza en casa de mi vieja, la misma  arma de la era arcaica, sin balas e inservible, aún estaba allí, o sea, que ahora la sigo teniendo yo, es mi karma hereditario de generación en generación, ¡Qué castigo!…



6 comentarios:

  1. De esa época tengo algunos recuerditos también: Un secuestro de un par de horas, un apriete con desvalijamiento de auto incluído, 1/2 hora en el baúl de mi auto porque "molestaba" en el afano del auto de un juez, varias paradas de madrugada (estudiaba de noche). Recuerdo una vez que el milico en cuestión me saca unos apuntes de álgebra, daba vueltas el cuaderno y me pregunta, esto no será comunista , no? TRagicómico, pero mientras tanto dos o tres boludos con el arma amartillada apuntandome a la cabeza. No me daba para la risita nerviosa que tuviste vos...

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  2. Ays, Dios, Luis, es que lo tuyo fue mucho más fuerte que lo mío, tremendo... Además, siempre que estoy nerviosa, me tiento, ja, un saludo y gracias, Ana C.

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  3. Hay nena... qué moemnto terrible! Y vos con la risa incontrolable, qué doble cagazo porque no sabés qué les podía provocar a los milicos ésos! Suerte que quedó en anécdota y vivís para contarlo. Besos!!! Siempre es lindo leerte!!!
    Pao "ladolina"

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  4. Síii, en ese momento uno no tomaba dimensión de lo que pasaba, no sabíamos todo, fue después, ja, tremendo, un besito y gracias por comentar, reinita, Ana C.

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  5. Siempre que entro veo que mi comentario no se pública, parece que los resabios de la dictadura siguen vigentes jajaja. Es inevitable no matarse de risa con la historia, pero como dicen los comentarios de arriba es "tragicómica". Increíble la historia del cuaderno comunista jajaja.

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  6. Ja ja ja, fue divertida, después, al pensarlo, vino el cagazo juas, un besito y gracias, Ana C.

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