Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

sábado, 15 de octubre de 2011

De viajes...








(El anterior hotel antiguo) 






      Las primeras veces que viajé a baires, paraba en un hotel precioso, estilo antiguo, en plena Avenida de Mayo. Años después, al cerrarlo para remodelar, (y se ve que lo tomaron muy a pecho, porque aún no lo han terminado), tuve que bajar el copete de mi itinerario y encontrar algún otro. Así lo hice, en el mismo barrio de Congreso. Económico, casi a mitad de precio, pero con un pequeño detalle en su currículum: era un ex telo. Sí, como lo leyeron: había sido un albergue transitorio. Sus sábanas, entre otras cosas, con esa marca indeleble en el orillo de las mismas, lo delataban. Estaba constituido por habitaciones pequeñas, a cada lado de un pasillo, rodeado por ventanales en vitreaux. Con piezas alfombradas, sin música funcional, y diminutos baños, en donde uno ingresaba, sin saber, su paradero ni regreso. Lo mismo ocurría con el lugar, atendido por gente afable, salvo, aquellas viejas cabareteras que solían pulular a la espera de algún diálogo furtivo con los pasajeros de turno.
 Me había tocado en suerte, la habitación más grande, escaleras arriba, con duchas apartadas del baño, entre pantallas transparentes, ergo, acepté.
   Ahh, las experiencias vividas allí, (sin hombres, ojito), enriquecieron mis ansias de tener más calle, mejor dicho, más antro… Era como un conventillo de la post modernidad adaptado a estos tiempos tan snobs, con gente, que seguramente, había huido de algún juego de naipes clandestino o burdel arcaico, después de falsificar las esperanzas, de la mayoría de las almas. Pero, como yo solo estaba allí para acudir a mis clases literarias, no iba a permitir que nada ni nadie truncase mi carrera. Aunque, ni mamada hubiese dejado plata en la habitación…

   Mis amigas solían visitarme o pasarme a buscar. Hasta destacados profesores Universitarios, lo hicieron, quienes tomaban mi experiencia, como propia, y la multiplicaban, al igual que los panes, por la cotidiana filosofía de sus días.

     Aquella noche, la última de ese viaje, regresaba en colectivo de la editorial en San Telmo, donde me habían dado, la primera tanda de libros de mi autoría. A pesar de estar cargada como un Ekeko, estaba feliz de tener el producto de mí esfuerzo, entre las manos. Antes de llegar al hotel, pasé por la casa de Dalmiro, para mostrarle el resultado de aquellos meses de trabajo. Él se alegro casi tanto como yo, y, al saber que en esos últimos días, siempre me quedaba poco dinero, me dijo:

 - Chiquita, no estés sin plata, sacando unos pesos de su bolsillo, para dármelos

  Yo no los quería aceptar, porque algo aún me quedaba, pero, se lo dejé pasar…

    Al llegar a mi residencia de lux, una de mis amigas me estaba esperando. Después de cenar y brindar juntas, me dijo:

-         No quiero que estés sin efectivo, mientras buscaba en su billetera, más dinero…

   La cosa fue que me volví al hotel, casi con más plata de la que había llevado a capital, dinero que en un próximo viaje, como corresponde, devolví a cada uno de ellos…

    Cuando entré, otra escena pintoresca me aguardaba. Parado en la entrada principal, dialogando con el encargado del lugar, se hallaba el tan mentado Tula, sin su respectivo bombo, claro. Al verlo, ya con tantos días de aclimatamiento telúrico, lo sentí casi como de la familia, y me incorporé a la charla. Él también lo hizo, con esas graciosas palabras al mejor estilo policíaco: afirmativo – negativo, que yo imitaba en joda:


- ¿Qué haces por acá, Tula...?


- ¿Cómo andas, querida?, como si nos conociéramos de siempre


- Todo bien... ¿Paras acá?


- Afirmativo...


-  Re afirmativo, estoy tomando clases con D. Sáenz, quien también ha venido por estos lares


-     Ahh, mirá vos, mandále un abrazo grande al compañero Dalmiro…


   Me causó mucha gracia saber que pertenecíamos al mismo entorno, y a la vez, compartir ese tipo de vida tan ajena a mi persona. Así que intercambié algunas palabras más, preparé mis bártulos para seguir adelante y sacar provecho de las nuevas experiencias a venir y mundos a conquistar…, Ana C.


   (Eso sí, en mi próximo viaje, opté por otro tipo de hotel, nada "transitorio"...)




6 comentarios:

  1. Me alegro de haber encontrado tus escritos, frescos y coloridos. Alicia Bello

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  2. juassssssss de dalmiro a tula sin hacer ninguna escala GENIAAAAAAAA!!!!!

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  3. Ajaaaaaa, así soy yo ja ja ja ja, besitos

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  4. Se hace vicio leerte. Qué lindo vicio.
    Labellucci

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