Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

viernes, 7 de octubre de 2011

Doblete...






   Como les he dicho, para la presentación de mi segundo libro, conseguí muchísimos sponsors, en mi ciudad y en capital. Pero, dos de ellos, que no se concretaron, fueron dignos de un relato, a saber…


    Le había echado el ojo al centro de remiseros más cercano. Uno de los dueños, eran tres, (un tipo relativamente joven, al que elegí a dedo), fue bastante difícil de encontrar vía fono, por haber estado internado y mantenerse en un movimiento vehicular perpetuo. Cuando, al fin, lo pude hallar, como esas figuritas difíciles de los álbumes de niños, le gustó la propuesta, y quedamos en que la semana próxima, me respondería. 
  Mi speach tenía una base fija, y el resto, lo iba acomodando al destinatario de turno: “Hola, soy tal, escritora de mi ciudad, estoy contactando sponsors interesantes para la presentación de mi segundo libro: “Después, sólo fue después” con el destacado escritor Dalmiro Sáenz y la lectura de textos a cargo del actor Víctor Laplace…”, bla, bla, bla…
   Entonces, lo volví a llamar. Tras preguntarle por su estado de salud, me contestó cordialmente, que era una máquina y que estaba, de diez. Luego aceptó ser mi sponsor en nombre de la cultura y acordamos un encuentro el viernes próximo, para darme el dinero.
 Pasados tres días, mientras estaba leyendo el diario local, un nombre me resultó conocido. Volví a mi lista de sponsors, y ahí estaba esa misma persona, el famoso remisero, pero ahora, en el rubro que uno jamás querría estar: Avisos fúnebres. No lo podía creer, el hombre se había muerto... Después de tantas idas y vueltas, todo había quedado, nuevamente, en nada.
Llamé a la empresa para dar el pésame, a quien nunca había conocido personalmente, y para saber, si por ahí, me había dejado el pago, antes de su pronto fenecimiento. Pero no, estaban todos tan conmocionados que ni tenían noticias mías. Ergo, tuve que volver a mi listado tan ansiado, para tachar su rótulo, de la no vida eterna. Diciendo para mí: Esto sí que se llama tener “suerte”, por no decir, “culo”…



     El otro caso anecdótico, fue el de una panadería – confitería del barrio, en la que solía comprar. Como siempre, volví a hacer todo mi “entre” para conseguir la publicidad, previo a preguntar por la dueña o encargada de turno. La empleada, se ve que ni me escuchó o lo hizo con unas ganas locas de cortar, porque evidentemente, no entendió nada. Amén de preguntarme trescientas veces lo mismo y repreguntar más estupideces crónicas, en su ignorancia nata, me dijo que esperara un momento, y dejó el tubo de tal manera, que yo podía escuchar el diálogo con su otra par:

-         ¿Qué pasa?
-         Una que no tiene plata y quiere hacer una fiestita…
-         ¿Qué? ¿No tiene plata…?
-         No… ¿Para qué invita gente si no puede pagarla?
-         Ni idea, ¿Pero qué quiere?
-         Que nosotros le demos “sanguchitos” y masas…
-         ¿Y por qué no se los compra ella?
-         No sé, qué sé yo…
-         Que vaya a trabajar, en vez de pedir, che…
-         Claro…
-         Una se rompe el lomo laburando ¿Y esta quiere que le vengan las cosas de arriba?
-         No tiene cara…

 Yo no salía de mi asombro ante la película que estas dos se habían armado, tampoco, paraba de reírme. Al cabo de unos minutos, la misma empleada, me dice:

-         Ahora viene la encargada…
-         Che, le respondí, te aviso que se escuchó todo lo que dijiste…
-         ¿Qué…?
-         Que oí lo que hablabas con la otra chica, y que me hiciste morir de risa, pero comprendiste todo mal…

  La chica se quedó mudita, esbozando una risa nerviosa. Luego, se lo volví a decir a la dueña, para que tuviera en cuenta a sus empleadas y no lo volvieran a hacer. Porque a pesar de ser algo simpático para uno, no todos lo podrían tomar igual.
  En fin, falta de entendimiento, que le dicen… Ah, y el sponsor, tampoco me lo dieron. Un doblete mal, que quedó, para la posteridad toda…, Ana C.





6 comentarios:

  1. En el 1er. caso te diría que procediste como una keija, jaja, no podéeeeess!!
    Y en el 2do. estuviste demasiado contemplativa. Porque en lugar de decirles que escuchaste todo y te morías de risa, yo le digo: "escuché todo, metete la guita en el medio del culo y andate a LPMQTRMPRIOOOO! Jajaja.

    ResponderEliminar
  2. Ja ja ja, che, una vez que estoy delicadita ajaaaaaaaaaaa. Es que me quedé anonadada, no podía creer lo que hablaban esas dos minas juasssssss. Besitos y gracias

    ResponderEliminar
  3. Justo ahí es cuando me ataca el síndrome Tano Pasman, jaja. Se me sale la cadena maaaaaal, jaja.

    ResponderEliminar
  4. Ajaaaaaaaaaaa, nos pasa a todos, aunque esta vez, me la guardé je je, beso

    ResponderEliminar
  5. Una lady, ese lado de buen humor que te pudo hacer ver lo gracioso del momento. No cualquiera y no cualquiera en cualquier momento.
    Labellucci

    ResponderEliminar
  6. Ja, sí, quedé mudita mal ja ja, pero bue, tocaba lo grotesco, un besito y gracias

    ResponderEliminar