Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

sábado, 22 de octubre de 2011

Primera comunión...




 (La tristemente célebre y real Iglesia nombrada)












     Aysss, dar los pasos de mi primera comunión, fue como intentar domar a una fiera sauvage o emular al anticristo. Por Dios, (nunca mejor dicho), mi vieja me explicaba el catecismo en casa, y yo, buceaba por el interior de mi mundo submarino con snorkel y patas de ranas puestas, a la par. No había forma, no me interesaba en absoluto, no creía, de hecho, mis repreguntas, la hacían dudar hasta a mi propia madre, de la existencia divina de Él (y no hablo del muertito K, guarda la tosca).
  Ella igual insistía en fomentar tales creencias, por sobre, mis no creencias, y claro, algo siempre quedaba, así que suelo rezar, pedir, arrodillarme (para orar, no sean asquerosos), etc…

  Recuerdo una vez, tendría unos cinco añitos, haberla dejado mudita mal, cuando al pasar por el pesebre, junto al niño Jesús, le dije:

-         Pero este chico todos los años está igual, no crece nunca… ¿Qué le pasa…?

Obvio, ya que todos evolucionábamos con la edad, salvo el niño Jesús.

     Mi vieja medio se divertía con mis acotaciones, aunque igual, no abandonaba el tratar de inculcarme lo clerical en mi vida, más el vestidito marfil de gorda lechona hecho a medida para tal ocasión, la biblia nacarada al tono y demás menesteres ridículos. Ahhh, la foto de mi carita con el rosario en mano, para alquilar balcones, desde donde tomar envión y tirarse palomita hacia la humanidad toda…

     La cosa fue que el destino me llevó a realizar tal acto solemne, en la iglesia de  Quequén, cerca de Necochea, ya que la otra parte de la flia vivía allí, además de vacacionar siempre.
  Y eso hicimos, con una fiesta posterior, en la casa de una de mis tías, que tenía un patio enorme de media manzana, cantidad de árboles frutales jamás vistos, animales sueltos, lomas, cañas, y con invitados algo mayores a mi edad, pero que no eran amigos, si no, hijos de sus amigos, porque los míos, habían quedado en mi ciudad.

     Cave destacar, que de más chiquita, a mi padrino – tío y dos abuelos, los habían velado en la propia iglesia, ergo, para mí, ese tipo de lugares, tenían olor a muerte y me daban mucho miedo.

       El día llegó, y estábamos todos más que nerviosos con los preparativos, mis padres también, por cómo me comportaría en tal ocasión. Así que toda cambiadita como una santa de los altares, ingresé al templo católico, lúgubre y oscuro, haciendo mi entrada triunfal y final a la iglesia, ya que ni bien puse un pie dentro, me agarró una especie de congoja fuerte, de esas que te mueven hasta los pelos de las patas, y me largué a llorar in crescendo, hasta llegar al lamento, y luego, a los gritos pelados.
   Pero peorcito fue, cuando divisé a los lejos el tan mentado confesionario, como una mancha sombría e imborrable, en donde yo debía hincarme para blanquear mis pecados, tras ese enrejado de miradas turbias y susurros cuasi morbosos… Ni muerta le iba a contar a un desconocido con sotana que se escondía tras los muros, mis partes más indignas, si era que las tenía. Ergo, me retobé con muchas más ganas, quedándome petrificada casi en la entrada, sobre esos pisos antiguos de guardas color caqui, mientras mis viejos y familiares me miraban como diciendo, está loca de remate, sin entender mi sensibilidad y vivencias acaecidas.
  Para colmo, mi vieja no tuvo mejor idea que agarrarme de la mano y así acceder a la guarida del cura, (léase confesionario), a la vez que yo seguía clavada como un poste al suelo, en consecuencia, me llevó arrastrando junto a mi grito de: Nooooooooooooooo, propagado en un eco anticlerical eterno, junto a mis llantos de odio y espanto, hasta el mismísimo sitio. 
 Si lograsen visualizar realmente la imagen, se darían cuenta, que no daba, ni para las Brujas de Sálem…

   En conclusión, nunca llegué a confesarme del todo, porque no paraba de llorisquear delante del padre, respondiendo con cualquier tema diverso a la imbecilidad de sus preguntas; aborrecí a mis padres por haberme obligado a hacer tal hecho; y cuando llegué a la casa de mi tía, con los pelos revueltos y la ropa casi hecha jirones del zamarreo vivido, los descerebrados de los hijos de los amigos de mi familia, habían apedreado a uno de los teros del patio, matándolo, así que después de avisar a sus respectivos progenitores, fueron echados a la merde por todos al unísono.

  Ahhh, una fiesta de puta madre, ja, digan que el lunch encargado estaba excelente, porque hasta un aquelarre hubiese sido más digno y fiel a sus principios brujeriles, que lo que yo tuve que soportar en pos de lo que denominan, el cristianismo…, Ana C.



8 comentarios:

  1. Fresco y divertido, insólito e inesperado...muy bueno. Alicia Bello

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  2. Muchas gracias, Alicia, un besito, je je, Ana C.

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  3. Siempre me resultó medio tétrico todo lo relativo a las ceremonias católicas. La última vez que fui a misa fue cuando hice la primera comunión. No llegué al punto de llorar, pero sí recuerdo que me resultaban medio angustiantes todos los ritos. De todos modos, el cristianismo es mucho más que la Iglesia Católica, que todos sabemos es una S.A. Soy un hombre de fe pero que no practica ninguna religión. No estoy en contra de quienes las practican pero sí de quienes usan la religión para manipular a los demás y hacer plata.
    Como casi todo en este mundo, lo que empieza con altos ideales termina deformado y utilizado para fines perversos.
    Me gusta tu forma de escribir, Anita. Un beso.

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  4. Muchas gracias. Es verdad, coincido con vos, pasa que no hay tantos sinónimos para religión, ergo, puse cristianismo. Creo en Dios, pero esas liturgias, me deprimen mal, hablo persona a persona con él. También mi última vez había sido en esa oportunidad, pero hace unos meses, le hice la misa aniversario del fallecimiento de mi vieja, así q fui a una tipo campestre cerca de casa, agradable ja, un besito, Ana C.

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  5. También hice la comunión, porque era lo que se estilaba, creo que me gustaba más el vestido que toda esa liturgia en la cual sigo sin creer..
    Me encanta lo que escribís!! Besos!

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  6. Es verdad, ja, por dios. un besito y gracias, Juli, Ana C.

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  7. Ahhh, me empecé a reir al imaginarme el relato antes de pasar la cuarta línea... no podía ser de otra manera. Te veo, te escucho, te juro q ya soy capaz de imaginar cada momento... Además a esta altura, te CREO TODO. Juajua... muy divertida la ocasión, aunque sufriste mucho ese día. Quiero másssss....
    Labellucci

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  8. Ja ja ja, me alegro, y te juro, que letra por letras, fue todo real, como todo lo que cuento. Me es muy difícil inventar, cuando relato algo mío, no, en una novela ja ja. Beso grandote y gracias, Ana C.

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