Ojito...

Ojito...

No dejen de mirar esas caritas de los niños, ahora ya adultos, por Dios...

viernes, 23 de septiembre de 2011

Prosa poética...



Sabores…


Huelo a ti; al espasmo de esa piel respirando un mismo aire; a las mañanas tibias de pupilas que laten al unísono. Huelo a la magia de tu nombre susurrando en mis espaldas; a ese beso postergado que aún deambula como un silogismo errante de la espera; a la eternidad de horas y de días persistiendo en las entrañas, mientras la savia de tus labios se declina lentamente sin llegar a mí. Huelo a esas manos masculinas que dibujan espacios en el tiempo; a la tierna lluvia silenciosa de sueños inconclusos; al recorrido de tus dedos moldeando mi existencia. Sólo huelo a ti…, Ana C.


Para vos…


Cuando ríes, el verdor de tus ojos se baña de partículas de oro y el alma te nace bajo una sonrisa mansa que se adueña galante de tu rostro. Entonces la noche se derrama cristalina hasta eclipsarnos en ese laberinto de los labios. A veces, un aguerrido gesto asciende furioso para plasmarse en cada instante de la piel. Es cuando el temor se conjuga con el magnetismo de tu magia y la vida nos estalla sin resguardo. En cambio cuando lloras, un universo gris te puebla las pupilas de miedos y naufragios, mientras tibio de tristezas y de lunas, encallas solitario en el espejismo de tu espectro, donde mi sombra se despedaza silenciosa de nostalgias…, Ana C.


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